Las dinámicas de los encuentros de saberes en el ámbito intra-étnico e inter-étnico que tienen que ver con la interculturalidad han sido objeto de pocos o nulos desarrollos en el análisis teórico en la perspectiva de ir más allá del encuentro hasta el diálogo. Sin embargo es posible encontrar aportes teóricos en el campo de las representaciones sociales (1) que podrían contribuir en un estudio en detalle desde el encuentro de "sabedores" hasta el diálogo y las transferencias cognitivas.

Uno de los aportes más importantes de la teoría de las representaciones sociales, es permitir entender que los individuos en su vida cotidiana no son seres pasivos que obedecen a aparatos, registran mensajes y reaccionan a los estímulos exteriores, sino que por el contrario, poseen la frescura de la imaginación y el deseo de dar un sentido a la sociedad y al universo que les pertenece; lo que posibilita el reconocimiento de los seres humanos como creadores de sentidos. Con este concepto Moscovisci (1979) pretende superar el conductivismo y reivindicar la importancia del saber de la gente, entendido no como distorsión de una supuesta realidad objetiva o científica, sino como parte fundamental de la construcción y transformación de la misma realidad.

Se plantea otra versión para los interrogantes ya planteados, ¿Es posible fomentar un diálogo cuando la valoración que se hace de los otros -individuos o comunidades- se sustenta en sus ausencias o excesos? Es decir, cuando se piensa que las otras sociedades son conjuntos vacíos de conocimiento -carecen de principios organizativos, desconocen los principios nutricionales de los alimentos, establecen inadecuadas relaciones con el medio ambiente, poseen saberes inconvenientes alrededor de la salud, la enfermedad y sus prácticas, y carecen en su cotidianidad cultural de criterios de justicia social, entre otros- , y en tal sentido, prontamente hay que llenar esos vacíos con los conocimientos pertinentes en una estrategia para integrarlos en la globalización.

O en la otra perspectiva, cuando se piensa que las comunidades viven excesos inconvenientes como el consumo de "psicotrópicos" o gustos exagerados por alimentos o prácticas rituales que deben limitarse. En ambos casos son experiencias carentes de diálogo, y los procedimientos consisten en llenar los vacíos o ausencias y eliminar los excesos bajo criterios hegemónicos de la normatividad sociocultural que exige la globalización. Como hipótesis se puede plantear que Occidente (2) no está preparado para el diálogo de saberes (3), la diferencia entre ciencia-conocimiento y saber inhibe la posibilidad del diálogo entre estos, la ciencia no posibilita el diálogo de saberes, mucho menos lo posibilita la política. Mientras la ciencia asuma el conocimiento desde una dimensión sígnica, ciertamente compleja -como un ejercicio teórico mental que tiene que ver con un sistema epistemológico y con una serie de reglas tendientes a la producción de un discurso científicamente reconocido-, y el saber se relacione sólo con la dimensión pragmática del aprendizaje, no es posible el diálogo.

Notas:

(1) Esta teoría se debe principalmente a los aportes de Moscovisci (1979) quien define las representaciones sociales como corpus organizados de conocimientos y de actividades psíquicas gracias a las cuales los hombres hacen inteligible la realidad física y social, se integran en un grupo o en una relación cotidiana de intercambios y liberan los poderes de la imaginación. Las representaciones sociales son entidades casi tangibles, circulan, se cruzan y se cristalizan sin cesar en nuestro universo cotidiano a través de una palabra, un gesto, un encuentro; corresponden por una parte a la sustancia simbólica que entra en la elaboración de los objetos, y por otra, a la práctica que produce dicha sustancia. La representación es un elemento social por su proceso de producción, ya que es engendrada colectivamente, pero principalmente es social por la función que cumple de permitir la interacción y la vida social.

(2) Al retomar del texto de Godelier (1995) "¿Está la antropología social indisolublemente atada al Occidente?", vale la pena reiterar que el concepto de Occidente va más allá de un referente geográfico, es un referente cultural. Occidente es una forma de sociedad cuya génesis se encuentra en la Europa capitalista del siglo XVIII donde se articularon la racionalidad ilustrada, la economía de mercado, la producción industrial, la democracia y la retórica de los derechos humanos.

(3) Las prácticas coloniales (dominación, expoliación, hegemonismo, exclusión) no terminaron con la independencia formal de las últimas colonias hace unas pocas décadas sino que continúan con el proceso de globalización del mundo. El programa globalizador de la postmodernidad es aún más totalizante que el de la modernidad que le precedió, en tanto busca diseminar sus modelos culturales incluso a aquellos enclaves precapitalistas que antes habían sido ignorados, como la mente y la naturaleza (Jameson, 1984:87)

Bibliografía:

Godelier, M. (1995) ¿Está la antropología social indisolublemente atada al Occidente, su tierra natal? En: Revista Internacional de ciencias Sociales, 143, Págs: 161-179.

Jameson, F. (1984) Postmodernism, or the Cultural Logic of Late Capitalism. New Left Review 146, Págs.: 53-92.

Moscovisci, Serge [1961] (1979) El psicoanálisis, su imagen y su público. Editorial Huemul. Buenos Aires.